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Película norteamericana «Había un necio» (A Fool There Was) de Frank Powell

Con un guion inspirado en el poema de Rudyard Kipling “The Vampire” que empieza así

“A fool there was and he made his prayer
(Even as you and I!)

Frase que da título a la cinta y la continuación (Even as you and I!) aparece si no recuerdo mal, varias veces escrita. Cuenta la historia de perdición de un reputado abogado casado enviado como diplomático a Europa. Durante el viaje cae en las redes de una mujer encarnada por Theda Bara, la primera vamp «vampiresa» de la historia del cine.

La cinta de 1915, refleja los estereotipos de la mujer, la esposa encarna a la mujer victoriana, la Vamp (viene de vampiro) termino que surge ligado a la novela de Drácula (1897) y la flapper (la cuñada). La vamp es la mujer que se sirve de su atractivo sexual para explotar económicamente a los hombres. Es decididamente malévola, por no querer no quiere ni a los niños. Con un claro móvil económico. El estilismo de la Vamp en contraposición con las recatadas madres y esposas destaca por maquillajes pronunciados y llenos de sombras, deslumbrantes vestidos de satén y las lentejuelas y largas cabelleras casi siempre negras. Y Theda Bara cumple con ese estereotipo a la perfección. Como la esposa cumple con otro estereotipo de la época, ese ideal victoriano, de la mujer perfecta madre y esposa, abnegada y doliente.
En la cinta otro estereotipo fruto de la época conocido como la Flapper.
«Flapper es un concepto generalizado tras la 1ª Guerra Mundial, vive en tiempos de conocimientos, ha recibido educación y está al tanto de los secretos oscuros, el mundo no tiene misterio para ella y ha sido enseñada a cuidar de sí misma, sigue la 1ª Guerra Mundial a través de los periódicos, raramente se ruboriza y es imposible impresionarla. Encarna el estereotipo de esa “nueva mujer”, síntesis entre ideal victoriano, de la mujer perfecta madre y esposa y la mujer mala malísima, pues ni una cosa ni la otra, la ingenua libertina (it girl)» (Sonia García López).
El cine de la época (1ª Guerra Mundial) no muestra la realidad, se atiene a los corsés impuestos por la visión masculina cargada de perjuicios.

Una cinta altamente recomendable.

Película alemana Las manos de Orlac («Orlacs Hände») de Robert Wiene

Esta película muda la vi hace tiempo en la Fundación Juan March donde tienen una sala que utilizan para conciertos y proyecciones impresionante. Pertenece al ciclo de cine mudo.

La sinopsis “Basado en una novela de Maurice Renard, muestra cómo el pianista Orlac pierde sus manos en un accidente y le injertan otras que proceden de un asesino y que parecen empujarle angustiosamente al crimen.”

Película sorprendente cuya temática se ha vuelto a repetir después con más o menos éxito.

Hay un mensaje claro, parte de los miedos que tenemos nos los fabricamos en nuestra cabeza. En la presentación de la película te cuentan que el tacto y por tanto las manos son factores claves, el pianista tiene gestos de cariño con su esposa, cuando acaricia su pelo al volver a casa después de la operación se hace más angustioso este sentido del tacto.

En la época que se rodó, 1925, eran ciencia ficción las operaciones que ahora se practican, cuando se sufre la amputación de una mano por ejemplo.

Los personajes principales, el pianista, la mujer y el padre del pianista, están llenos de contradicciones, de miedos. La figura paterna es escalofriante. Lo es también como el personaje principal se va aislando, no puede o no sabe cómo romper ese círculo vicioso, el miedo le puede. Y vemos al pianista acorralado por esa sensación y a su mujer que asiste al cambio sin llegar a entender qué ocurre.

Como decía es una reflexión a como nos sugestionamos los seres humanos y nos convencemos de “realidades” que no son reales.

Una película que merece la pena sin duda.

 

Película norteamericana La ley del hampa («Underworld») de Josef von Sternberg

Ir a ver una película muda exige un esfuerzo extra. Acostumbrado como está mí cuerpo al cine sonoro donde los sentidos se reparten las tareas durante la proyección con las películas mudas obligo a mis ojos a estar al 100% y me resulta interesante a la vez que extenuante.

La fundación Juan March (http://www.march.es/) lleva tiempo haciendo un ciclo de cine mudo policiaco y esta es otra de las películas que se muestran.

Antes de la proyección de la película hay una presentación y en la web escriben una sinopsis, que copio literal “Primer gran film del cine de gangsters, muestra la fuga de su protagonista de la cárcel y su reencuentro con su amante y su cómplice, de los que creyó que le habían traicionado. Finalmente tendrá que hacer frente a la policía que le asedia en su refugio blindado, mostrado como un antihéroe trágico nimbado por cierta aura romántica.”

En la presentación habló de tres películas en una. Y de la parte plástica de la película. A esto tengo que darle una vuelta porque no vi las tres películas en una, vi una. Y la parte plástica se me escapó.

Escenas que se me quedaron grabadas, una en la que un ganster “malo” está enfadadísimo y la chica rubia que le acompaña le intenta calmar. Para ello, le toca el lóbulo de la oreja. Es una escena que me llamó la atención porque pensé cómo se habría rodado en la actualidad y la carga, en caso de tenerla, de erotismo para la época, la cinta está rodada en 1927.

Otra escena que me llamó la atención es una del juicio, el juez o más bien su sombra se proyecta en la pared, es una sombra enorme. Esto unido al discurso del juez de que todos los ciudadanos son iguales ante la ley o que la ley es igual para todos, me pareció una gran escena.

Y el final que no destriparé o en fino, no haré spoiler. Sin embargo, el final es sorprendente, porque te enseña el lado humano y sobre todo, el mejor lado humano del protagonista.

De estas películas donde el ganster es bueno aunque haga cosas malas, de hecho “salva” a la chica y al abogado borrachillo que ha tocado fondo. Y además reprende al chico que roba una manzana en un puesto de la calle y le da dinero para que se compre comida, cuando él roba. Parece que quiere que los demás no se corrompan y se sabe carne de cañón.

Es una película con lado humano, muy humano. Muy tierna para ser de ganster. Mi cabeza recordaba a Scorsese y sus películas, son diferentes en muchos sentidos.

Recomiendo esta película. Merece la pena verse.

Película norteamericana La marca de Fuego (The Cheat) 1915 de Cecil B. DeMille

Aquí donde vivo las películas hasta hace 20 y pocos años no se estrenaban en versión original, el doblaje de las cintas y su extraño título traducido y cambiado (la mayoría de las veces sin criterio) eran una lotería que difícilmente hacía justicia al título original y a la trama de la cinta.

Dos ejemplos de esto son la película de 1993 Clerks, estadounidense de Kevin Smith. La vi en V.O el año de su estreno y desgraciadamente años después doblada, estaba destrozada, le habían quitado el alma de la historia, y por citar otro destrozo (censurado) la película de Mogambo de John Ford, cuya historia se cambió y el triángulo amoroso de la cinta original paso a ser una relación filial (haciendo aun mas tórrida si cabe la trama), historia que vi por fin sin censura años después y en V.O y … tuvo un sentido totalmente distinto.

Digo esto porque el título es una interpretación libre (la marca de fuego) no es la traducción de The Cheat (sería algo así como La traición), aunque tuve oportunidad de ver la película en pantalla grande y con una presentación previa de Antonio Giménez-Rico donde comentaba que en este caso como excepción el titulo traducido mejoraba el original, hay gustos para todo.

Dijo Antonio en su presentación de la cinta “Hay algo verdaderamente prodigioso de La marca del fuego (“The Cheat”, 1915). Cómo en menos de una hora de duración, con una muy sencilla pero expresiva puesta en escena, tan solo tres personajes, muy pocos rótulos y una excelente iluminación, verdadero antecedente del mejor expresionismo, se puede conseguir narrar una compleja trama de amor, engaño, mentira, infidelidad,  traición, extorsión, venganza, perdón y redención, con tanto rigor y precisión.”

Me pareció brillante su presentación e incluso me invitó a ver la cinta con otros ojos. Es una cinta de hace casi 100 años, muda.

Como espectadora acostumbrada al cine sonoro, en el que las voces te van acompañando durante el metraje, la transición al cine mudo, donde los actores y actrices suplen su carencia de voces con sobreactuaciones, los rostros y gestos cobran una expresividad rayana en la exageración, necesitas un calentamiento previo (es como hacer ejercicio continuado sin calentar), puede darte agujetas ver una película muda, recomendable practicar con cortos mudos y luego pasar al largo.

El juego de luces que destacó Antonio, el hecho que sólo tiene tres personajes, el marido, corredor de bolsa (antes del crack del 29) y donde ese trabajo era respetable, hombre trabajador, de éxito, abnegado, fiel y dispuesto a complacer a su (aquí como decía Antonio brilla el machismo de la época) mujer casquivana, caprichosa, superficial, consentida y sin escrúpulos que dedica su vida al derroche y a la beneficencia con la Cruz Roja. Es infiel, hermosa y muy, muy frívola. Y el malo es oriental (si esta película se grabase en la actualidad el malo sería hispano, por ejemplo un español corrupto y sin escrúpulos que tanto le gusta al cine comercial estadounidense). Y la caída de ojos del malo que hace que su mirada se convierta en una línea que refleja la maldad encarnada sin necesidad de otro gesto y por supuesto de ninguna palabra.

Podría seguir hablando pero destriparía o lo que en versión actual se ha dado en llamar hacer spoiler, demasiado.

Invito a verla, es un regalo.